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    JOHN FULTON, LA MARCA TAURINA REDISEÑA SU IMAGEN DE MARCA

    Autor: M. Alcaide


    El torero y artista que Nació en Filadelfia (EEUU) y terminó sus días en derrochando arte con sus pinceles en Sevilla.

    Fundamentalmente gracias a la obra de John Fulton, torobull.com inicia su actividad con unas pinturas, grabados y dibujos del mundo del toro, hechos con el corazón apasionado de un enamorado del toro, de la fiesta y de las emociones que le transmitían.
    Al día de hoy, todos los que visitamos el Barrio de Santa Cruz en Sevilla, al pasar por la Plaza de la Alianza podemos ver un azulejo donde pone Estudio John Fulton, un magnífico lugar lleno de belleza que fue lugar de inspiración en los últimos días de su vida.

    Nacido el 25 de Mayo de 1933 en Los Estados unidos, pasó sus primeros años en Orkney Street Filadelfia. Se graduó en el North East High School en 1949 y seguidamente ingresó en el Instituto de Arte del Museo de Filadelfia, donde estuvo sólo un año, porque en cuanto pudo se fue a México al Instituto Allende, la Escuela de Arte de San Miguel de Allende, México. Ciudad donde se inició en el aprendizaje del toreo, objetivo vital hasta conseguir ser torero.


    La Película Blood and Sand, titulada Sangre y Arena en España, ya le marcó a sus 12 años. Así, el personaje de Juan Gallardo se adentró en su mente y le señaló el destino que tanto había esperado. Cuando salí de ver la película estaba decidido a ser matador de toros y vivir en Sevilla. "No sé cuántos hombres pueden decir que alcanzaron sus sueños de la niñez, y mira que yo no soñé con ser bombero, sino matador de toros, y lo he conseguido" decia en una entrevista decadas después.

    Fulton se inició en los toros a los 18 años en tierras mexicanas, cuando conoció a José Ortiz y a Luis Procuna El Berrendito de San Juan, quienes le ayudaron a buscar fechas en festivales. Su presentación como novillero fue en 1953, cuando estoqueó por primera vez un novillo vistiendo el traje de luces en San Miguel de Allende, mismo sitio que eligió para despedirse de los ruedos el 2 de abril de 1994. Una de las cosas que me causan frustración es que nunca pude torear un número importante de corridas durante dos o tres temporadas para saber si al final estaba yo igual, mejor o peor que cuando empecé.

    Anunciado en los Carteles John Fulton El Yankee tomó la Alternativa en La Real Maestranza de Sevilla el 18 de julio de 1963 apadrinado por José María Montilla y César Franco de Testigo. Los toros fueron de Félix Moreno. Hubo petición de oreja en el primero y vuelta al ruedo en el segundo. Confirmó su alternativa en Madrid el 29 de octubre de 1967. 

    He dedicado toda mi vida al toreo y no he sido una curiosidad exótica, comentó Fulton, quien no llegó a torear más de 20 tardes en una temporada. El diestro alternó con Manuel Benítez El Cordobés, con Antonio Ordóñez y Pepe Luis Vázquez, entre otras figuras. Una vez en Sevilla, en un festival benéfico, le corté una oreja a un toro de Miura, aunque estaba despuntado fui el único que cortó oreja aquella tarde; después, nunca se me ofreció una oportunidad de torear en la Feria de Sevilla, con los toros de Miura, aunque la pedí, expresó, ese triunfo ahí quedó, yo pensé que sería mi despegue y no fue así. Fulton permaneció en España de 1956 a 1963 como novillero y tomó la alternativa ese mismo año para presentarse en México en 1964, contratado por el mayor López Hurtado, toreo en la plaza Monumental de Tijuana con El Cordobés.

    Otro cartel lo conformó con Luis Procuna y Jaime Rangel en la Monumental de Juárez. No sé porqué nunca pude encontrar más que contratos se trata de uno de origen sajón. Reconoció que su nombre posiblemente le causó un poco de problemas, aunque existían en su época algunos de sus compatriotas en México que eran programados con frecuencia, como Betty Fort, Giorgina Knolls, y los diestros Robert Ryan y Richard Corey entre otros. Si me hubiera llamado como el de la película: Juan Gallardo, a lo mejor mi destino hubiera sido distinto, comentó. Citó una ocasión en la que el desaparecido Juan sobre él. 'Si no lo hubieran anunciado', dijo (Belmonte), 'no lo habría distinguido de un torero andaluz'.

    Esas palabras de Juan Belmonte me ayudaron en los momentos que fueron los más difíciles de mi carrera, porque si para Juan Belmonte yo servía, yo tenía que servir para mí y seguir en la lucha, rememoró. Si bien Fulton jamás fue una figura por las pocas oportunidades que se le ofrecieron durante su juventud, sí es el único estadounidense que ha confirmado su alternativa en las Ventas de Madrid. Así, Fulton, quien tuvo una trayectoria de 13 años como matador de toros, no sólo vio coronado su sueño de vestirse de luces y torear con las figuras de su época, sino que murió en Sevilla, lugar que le encantó para vivir y descansar.


    Tras recibir un homenaje póstumo en la Real Maestranza de Sevilla, parte de sus cenizas fueron esparcidas ahí, en donde nació el sueño de ser torero, entre sangre y arena. Su voluntad dictó que el resto de sus cenizas se esparzan en ruedos mexicanos. Fulton sufrió una serie de ataques cardiacos que empezaron el 7 de febrero y lo mantuvieron en el hospital hasta su muerte el 21 de febrero de 1998 en Sevilla, lugar en donde le hicieron un homenaje y posteriormente se supone que sus cenizas fueron esparcidas por los ruedos españoles y mexicanos.

    Aprovechamos para incluir un extracto de unas magníficas palabras que Antonio Burgos escribió en el ABC de Sevilla en su recuadro titulado Para John Fulton el viernes 13 de Febrero de 1998, días después de si primer ataque al corazón, cuando ya parecía que se anunciaba su muerte en los carteles.

    Leíste a Hemingway y te enamoraste de España. Otros se van a San Fermín, a emborracharse y a correr delante de los toros. Tú te viniste a Algeciras y a Sevilla, para ser torero. Los americanos empezaron a considerar que ya no eras de los suyos, por esa locura de ser torero. Pero los andaluces tampoco te consideraron nunca de los nuestros, por esa locura tuya de entender el toreo como una de las Bellas Artes, la ilusión misma con que acababas de dibujarle a Curro los nuevos vestíos, seda pura como tú. La frontera, John, la terrible frontera de quien no pertenece a otro mundo que al de la belleza, que busca en cada momento de su vida como tú la vienes buscando. Y la delicadeza de tu hombría de bien. La última vez que nos vimos, John, ¿recuerdas?, mañana de lluvia de enero, fue frente a la Catedral. Ibas con El Niño del Sol Naciente. Me ibas a hablar del racismo de las fronteras de Sevilla contra el japonés. Con tu delicadeza, para que él no lo oyera, le dijiste con ternura: ¿No tenías que ir al banco? Anda, ve y espérame allí...
    Y sólo entonces me hablaste de la difícil geografía de las fronteras de Sevilla sufrida por Sol Naciente. Sin odios. Comprendiendo. Por eso comprenderás, John, el doble dolor de Curro Camacho, al ver que en esta clínica, cuartito de los cabales de la amistad, no hay el reguerito de la gente del toro, sino la terrible soledad de tus fronteras. Salgo, y la tarde está metida en tambores. El jazmín lunero, vegetal, no sabe que ahí dentro hay un artista que todavía tiene la coleta de lo que nadie, ni Sevilla, puede negarle que es: TORERO.

    http://www.torobull.com/


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